El tener un choche eléctrico o híbrido nos ofrece la ventaja de no tener que ir a una estación de servicio a repostar, podemos hacerlo desde nuestra propia casa.
1. Es más económico
Cargar en casa es más económico que hacerlo en cargadores públicos, aunque los hay gratuitos, cada vez son menos.
El precio de cargar tu coche en un punto de recarga público es más caro, los precios pueden ir de los 0,79 euros/kWh a los 0,30 euros/kWh si recargamos a 50 KW de potencia.
Por ejemplo, la recarga en un punto de recarga público de un coche con una batería utilizable de 54 kWh costaría 4,8 euros por 100 kilómetros. Por lo que cargar la batería al completo saldría a 16,2 euros.
Mientras que la carga en casa, si cargamos con tarifa plana a 0,20 euros/kWh la carga completa costaría 10,80 euros. Y con tarifa nocturna de 0,03 euros/kWh la cara completa costaría 1,62 euros.
2. Aumenta la durabilidad de la batería
Para cuidar y mantener la batería de nuestro vehículo es recomendable realizar cargas lentas, las cargas rápidas deben ser para casos excepcionales.
Si abusamos de la carga rápida provocaremos el deterior prematuro de la batería, que puede llegar al 10% en cinco años. Con la carga lenta esto se reduciría al 2%.
3. Seguridad
El punto de recarga doméstico incorpora unas protecciones para que cargar tu vehículo eléctrico o híbrido enchufable sea totalmente seguro. Las protecciones evitan que se sobrecargue la instalación eléctrica.
Hay cargadores que también incluyen el balanceo dinámico de potencia. Balancea la carga del coche con otros consumos eléctricos del hogar para que no supere la potencia contratada.
4. Tiempos de carga
Hay una gran cantidad de opciones en cuanto a cargadores, por lo que podemos elegir el que más nos convenga. Un coche eléctrico tarda más tiempo en cargar que un híbrido enchufable, por eso hay que elegir muy bien el cargador y la potencia que necesita nuestro coche.
Podemos elegir entre cargadores de carga rápida, de carga media y de carga lenta.
